Alerta la sirena y cunde el pánico.
Y cae fuego del cielo.
Todos se mueven buscando un refugio.
A su reclamo, en la casa de Ayala
nos reunimos todos en el pasillo,
el lugar más seguro, bajo el farol de hierro.
Comienza una tormenta de truenos increíbles.
Y cae fuego del cielo.
Con la metralla se rompen los cristales,
y va a parar sobre la cama donde estuvo mi padre,
atravesando el colchón y las mantas.
Ese fuego del cielo nos castiga.
Rezamos, temblamos y los niños lloramos.
En esa lotería ¿seremos una victima?
¿Qué hemos hecho?
¿Por qué se nos castiga?
martes, 8 de diciembre de 2009
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